Suponiendo… sin conceder

Suponiendo… sin conceder

Mensaje a la libertad de expresión, gratitud y compromiso

Un año de CentralMX:

La libertad de expresión en México atraviesa por un periodo funesto, donde decenas de periodistas asesinados refrendan el riesgo que implica esta profesión en nuestro país, el más peligroso actualmente para este oficio.

Pero no es algo nuevo, lamentablemente, durante décadas, en México ha sido peligroso divulgar lo que a los poderes públicos y fácticos no les agrada que se divulgue.

Cómo olvidar a las tristemente célebres Dirección Federal de Seguridad y sus oscuros directivos en las épocas más nebulosas del gobierno de un solo hombre y de un solo partido.

En Hidalgo, lo digo con abierta y directa sinceridad, vivimos en un oasis en medio del océano de la turbulencia.

A pesar de estar rodeados de estados inmersos una espiral de violencia ascendente y aparentemente imparable, aquí aún gozamos de tranquilidad y garantías de, al menos, conservar la vida mientras laboramos.

Desde el terrible, y a la fecha impune, asesinato del periodista Alberto Rodríguez Torres, en Pachuca, el 13 de diciembre de 1979, hasta el de Jaime Huitrón, en la ciudad de Tula en 1990, pasando por ataques diversos, como el que sufrió el diario Nuevo Día en los albores de la década de los 90, donde porros disfrazados de estudiantes dispararon contra el edificio del rotativo, en Hidalgo se vive una calma sosiega en materia de seguridad.

Pero no es la única forma de atacar al periodismo ni a los medios de comunicación. Ya lo dijo aquel célebre político y filósofo campechano, “a los periodistas no hay que matarlos a balazos, hay que matarlos de hambre”.

En contrasentido, no abundan quienes depositan la confianza en el trabajo de un medio de comunicación, en su vertiente política, social y desde luego, mucho menos comercial.

La gran diferencia entre los hoy populares “youtuberos”, que hacen de la información un quehacer esperpéntico y mercachifle y los medios de comunicación serios, aun incipientes y pequeños, es el rigor, el profesionalismo con el que se recopila, clasifica, jerarquiza y difunde la información.

En ese contexto, me precio y me felicito de contar con un grupo de profesionales y amigos con quienes nos lanzamos a la mar en este proyecto, un grupo de amigos que, en otros avatares laborales, defendíamos con denuedo y pasión otras funciones y que hoy hacemos lo mismo con nuestro proyecto:

Luis Enrique Juárez Guzmán (redes, producción)

Héctor Mora Aguilar (reportero y conductor)

Alberto Skewes Bautista (reportero, conductor y productor)

En el camino andado, se nos unió un reportero profesional, Osvaldo Fonseca Aréchiga.

Nuestra diseñadora, que con paciencia y disciplina le da forma a nuestra información, Diana Sánchez Cortés.

Aquí, poco más de 365 días después, agradecemos a quienes nos tuvieron confianza para emprender este camino.

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