Por Primer Informe: Corrupción e inseguridad, los extremos
Por: Fernando Hidalgo Vergara @FHidalgoVergara
En víspera del primer informe de gobierno del mandatario estatal, Julio Menchaca Salazar, la información oficial apunta a los logros que en este primer año de trabajo ha concretado el histórico gobernador que llegó a desplazar al sempiterno reinante Partido Revolucionario Institucional.
Después de la tunda electoral con que accedió al poder, Menchaca Salazar comenzó un trabajo que, sin duda, se ha tornado también a un talante histórico.
El combate a la corrupción que dejó su antecesor, el último priista gobernante, Omar Fayad Meneses, es ya la bandera con que se identifica el cambio de régimen y del estilo personal de gobernar.
La más grande auditoría, hasta el momento, de recursos públicos, con la que se han vinculado a proceso a 6 presidentes municipales (3 en prisión preventiva), un ex secretario y un ex subsecretario de la administración pasada.
Además, 29 denuncias penales y cuatro “fichas rojas” de la Interpol, notificaciones ante la policía internacional criminal que buscarán acelerar la detención de los “peces gordos” que aún están en libertad.
Se logró la devolución de 180 millones de pesos en nueve municipios, de los cuales 78 millones se reincorporaron al presupuesto público y 102 millones se ingresaron, al recién creado, Instituto Hidalguense para Devolver al Pueblo lo Robado, el cual se encargará, de no seguir los pasos de su homólogo federal, de administrar los bienes asegurados, abandonados y decomisados por el Estado.
Mucho para solo un año, considerado que “en el pasado”, jamás se había emprendido una cruzada justiciera en contra de la corrupción política y gubernamental que asoló al estado por décadas.
Falta, sin duda, coronar esos esfuerzos con las detenciones de quienes verdaderamente planearon y ejecutaron la sangría al erario estatal, plenamente demostrada.
La otra cara de la moneda es la seguridad, cuyo declive no inició en este sexenio, las mediciones nacionales e internacionales indican que la caída en los índices de seguridad iniciaron en el último tramo del sexenio pasado.
La salida del “top five” de las entidades más seguras del país; la permanencia entre los dos estados con mayor cantidad de combustible robado con las consecuencias que ello conlleva; el aumento del secuestro los últimos dos meses, son temas pendientes de resolver.
Es deseable, siempre, que entre la nueva forma de gobernar se encuentre también la erradicación del discurso oficial de las cifras alegres y de “los otros datos”, que se han convertido en la sangre del régimen del morenato.
