Consumātum est, dicen los filósofos de la tragedia (priista).
Por: Fernando Hidalgo Vergara @FHidalgoVergara
¿Cómo no transgredir la ley del Poder Legislativo estatal para transitar del GLPRI al GLPI?
No hay manera, en las condiciones actuales.
Ayer lo adelantamos en CentralMXnoticias -como en muchos otros medios también, para qué vamos a presumir- que el grupo legislativo del PRI en el Congreso del estado haría historia.
Y sería historia.
El recuento fue así:
«El PRI desaparecerá en el Congreso local.
La tendencia continuará y en el Congreso de Hidalgo la bancada priista pasará a la historia.
Pero por desaparecer, pues las cuatro diputadas y los cuatro diputados dejarán el membrete para declararse “independientes”.
Con circunstancias diferentes pero las mismas convicciones políticas, tan firmes como una hoja de papel mojado, este movimiento nos recordará al lejano marzo de 2018 cuando se vio la renuncia masiva de los panistas, priistas, perredistas y pedaceros Jorge Miguel García Vázquez, Humberto Cortés Sevilla, Marco Antonio Martínez Quintanilla, Simey Olvera Bautista, Miguel Ángel de la Fuente López y Canek Vázquez Góngora a sus grupos legislativos, tratando de conformar, con mendaz oportunismo, una bancada morenista subterfugia.
Solo la habilidad política y legal de la entonces presidenta del Congreso, María Luisa Pérez Perusquía, evitó la consumación de esa trastada legislativa».
Fin del recuento.
Y así ocurrió. Con la salvedad de que en esta ocasión, las circunstancias políticas son muy diferentes.
La ley no, la ley no ha cambiado un ápice, por eso ante esta situación en que se colocaron las y los legisladores expriistas, transgredirla, al pasar de un grupo legislativo a una serie de personas independientes, será inevitable.
La petición que harán ante la Junta de Gobierno para modificar su nombre es absolutamente irregular, pues los grupos parlamentarios en el Congreso de Hidalgo se conforman al inicio de la legislatura.
De acuerdo con la ley orgánica del Poder Legislativo , en su artículo 98, relativo a quién presidirá la Junta de Gobierno, menciona que “la Presidencia de la Junta será ejercida, en forma alternada y para cada año legislativo, por los Coordinadores de los tres Grupos Legislativos que cuenten con el mayor número de diputados. El orden anual para presidir este Órgano será en los términos y condiciones que acuerde la mayoría de la Junta de Gobierno”.
De acuerdo con la normativa, el actual presidente de la Junta de Gobierno y coordinador de la disidencia expriista, Julio Valera Piedras, no podría mantener la Presidencia de la Junta de Gobierno, toda vez que, al declararse independiente, no pertenece a ningún Grupo Legislativo (el GLPI no lo es).
Por ello, los ahora independientes informaron la presentación de una iniciativa para reconocer la “figura colectiva de legisladores independientes”.
Actualmente la ley orgánica vigente del Poder Legislativo no permite la conformación de nuevos grupos con representantes locales.
Una iniciativa cuyo resultado será, en primer término, aplicable hasta la siguiente legislatura, es decir, la LXVI, pues para la actual, a poco más de un año de su finalización, no podría aplicarse de forma retroactiva.
En segundo plano, resultará un brete, de aprobarse, para la gobernabilidad no solo del Congreso sino del estado, con un alto riesgo de convertirse en una incubadora de “súper bancadas”, llenas de legisladores independientes que, a la luz de los intereses políticos de coyuntura, constituyan una latente afrenta incluso para quienes detentan los destinos del Estado.
Los Frankensteins legislativos se salen de control, siempre.