¿Qué favor le deberemos al presidente en materia de salud? Los complejos y la propaganda.
Por: Fernando Hidalgo Vergara
Cuando por fin concluya el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, el sistema de salud “como el de Dinamarca”, que tanto ha pregonado, no habrá llegado
En este espacio hemos dado cuenta puntual de las seis ocasiones en que el mandatario mexicano ha -deje usted lanzado la promesa- alentado la esperanza, de que en algún momento México tendrá un procedimiento de atención médica medianamente efectivo. Como el de Dinamarca…
No ha sido y no será.
El día de ayer, sin mayor trámite ni explicación y a la brevedad, la bancada de Morena y sus aliados borraron del mapa la creación presidencial que sustituyó al panista Seguro Popular.
En fast-track, con 267 votos a favor, 222 en contra y una abstención, la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión aprobaron la desaparición del Instituto de Salud “para el Bienestar” (Insabi).
La institución fue creada por el presidente de México, al inicio de su mandato, sustituyó al Seguro Popular, (porque no era seguro ni menos popular, rezaba la proclama propagandística borreguilmente propalada) aún así, las y los diputados de Morena y sus aliados concretaron su desaparición.
La dependencia tuvo como origen el apoyo económico en materia de salud para familias de escasos recursos y que no tenían alguna seguridad social o prestación médica.
Este, el más resonante fracaso en política pública de salud de un gobierno en los últimos tiempos, será recordado por la pésima atención, la espantosa distribución de medicamentos, las muertes como consecuencia fatal de esa necia indolencia.
El origen de la trágica comedia que ayer finalizó, es el enajenante discurso político, ideológico y demagógico que trastocó la salud por la pasión doctrinaria.
Al presidente, en la más sensible memoria histórica a la que sin duda llegará, se le recordará, en este tema, como el gran José Rubén Romero a la estimación del mundo:
«¿Qué favor le debo al sol por haberme calentado, si de chico fui a la escuela, si de grande fui soldado, si de casado cabrón y de muerto condenado?
¿¡¡Qué favor le debo al sol por haberme calentado?!!»