La titular del Poder Judicial del Estado de Hidalgo encabezó el XXI Aniversario de la asociación En Familia Rompamos el Silencio.
La presidenta del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Hidalgo, Rebeca Aladro Echeverría, llamó a reconocer la importancia de contar con un refugio para mujeres como el que actualmente mantiene la asociación civil En Familia Rompamos el Silencio, y pidió trabajar para que este tipo de espacios no sean únicamente un destino, sino un puente hacia la autonomía, la paz y la igualdad.
De acuerdo con la magistrada, “el futuro de Hidalgo y de cualquier sociedad que aspire a la paz, se mide por cómo se trata a las mujeres”, por lo que cobra mayor importancia la labor de las integrantes de En Familia Rompamos el Silencio que este día conmemoraron su XXI Aniversario bajo el lema “Salvando Vidas”.
Desde las instalaciones del Consejo Coordinador Empresarial de Hidalgo en la capital del estado, la magistrada Aladro Echeverría se comprometió a hacer un programa en redes sociales para dar una guía específica para mujeres, de lo que se debe hacer en caso de una agresión, cómo y a quién acudir, para que sirva como parte de la red de apoyo desde el Tribunal Superior de Justicia del Estado.
“Las instituciones y la sociedad hemos avanzado, pero no es suficiente, no basta con reconocer cuando la violencia estalla, tenemos que anticiparnos, fortalecer redes, proteger a las niñas y a los niños y generar entornos en los que la libertad no sea un privilegio, sino una condición básica de vida.
El trabajo de En Familia Rompamos el Silencio, así lo ha demostrado. A lo largo de este tiempo, cuando hay voluntad, sí se puede proteger y cambiar realidades”, expresó Rebeca Aladro.
La representante del Poder Judicial estatal recordó los orígenes del proyecto del refugio que no nació como un tema asistencial, sino como una respuesta humana y organizada a una realidad que no puede ser normalizada, al tiempo que expresó que 21 años después, el espacio de refugio existe no sólo porque fue defendido por sus precursoras, sino porque fue capaz de demostrarle a la sociedad y a las instituciones que cuando se acompaña a una mujer, se garantiza el futuro de toda una comunidad.
“Cuando un grupo de mujeres hidalguenses soñamos con este refugio, no teníamos certeza ni garantías, no sabíamos si habría presupuesto, apoyo institucional o continuidad, pero sí sabíamos algo, la violencia no podía seguir siendo el destino de nuestras mujeres y sus hijas e hijos. Teníamos también una convicción, de mirarlo, ninguna mujer debía vivir su vida escondida del mundo, eso fue el punto de partida y ese sigue siendo nuestro propósito”.


