Suponiendo…sin conceder 

Suponiendo…sin conceder 

La grotesca incapacidad gubernamental de la llamada “cuatroté”.

Por: Fernando Hidalgo Vergara

Hablemos del deporte, en este caso particular en que se reveló la falta de capacidad, política y administrativa, de la gran atleta mexicana, Ana Gabriela Guevara. 

Si bien el título de esta columna bien podría referirse a las políticas públicas en el rubro de la salud, o de la seguridad, o del desarrollo económico o social, en aras de la precisión, referiremos en esta ocasión el aspecto estrictamente deportivo. 

Un equipo de altísima calidad y rendimiento, de mujeres nadadoras, ganó una medalla de oro en un campeonato mundial celebrado en un país muy, muy lejano: Egipto.

Ese equipo no solo debió derrotar a sus contrincantes en el campeonato sino, en peores condiciones y desventajas, a las propias autoridades deportivas mexicanas. 

Ana Gabriela Guevara, ínclita velocista mexicana, deportista de élite, despotricó de forma vulgar y agresiva en contra de las nadadoras, quienes debieron acudir a maniobras ajenas a su disciplina para poder competir. 

La improvisación de Guevara Espinoza ha sido evidenciada en muchas ocasiones, su precariedad discursiva y profesional saltan a la vista en cuanto a la administración deportiva se refiere. 

Lamentablemente para las nadadoras mexicanas, el rival más duro que debieron enfrentar no fueron los equipos rivales, sino la burocracia e incapacidad de la dirigente deportiva nacional. 

En el mismo derrotero encontramos al administrador del deporte en Hidalgo, Isidro Cuevas González, “Pipino”, un boxeador histórico mexicano cuyo papel en el pugilismo profesional es no solo formidable sino esencial en la historia de ese deporte en México.

Cuevas es un excampeón mundial de boxeo en la división de peso wélter, poseedor de un poder de puños impresionante, ganando muchos de sus combates antes del límite.

La grandiosa capacidad deportiva de Pipino contrasta con su terrible incapacidad administrativa para conducir los destinos del deporte hidalguense.

No es una causalidad, es un común denominador, la incapacidad de figuras públicas utilizadas para recomponer campañas y ganar adeptos paran posteriormente realizar papeles lamentables en los resultados administrativos de un gobierno, regularmente, de la llamada cuatroté, que, decían los viejos clásicos deportivos, ni pichan, ni cachan, ni dejan batear.

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