Suponiendo…sin conceder.

Suponiendo…sin conceder.

La frivolización de la política. Se rompió el GPI, por fin

Como en la música, o lo que era la música, en cuya calidad y ejecución hubo una caída drástica en la exigencia del gran público de unos años a la fecha, en la política ocurre exactamente igual.

Y si antes tuvimos músicos de la talla de Agustín Lara o Manuel Esperón  y hoy tenemos a “Peso Pluma” o “Medio Metro”, en la política antes tuvimos a Lázaro Cárdenas y hoy a Cuauhtémoc Blanco.

El grandioso jugador de futbol, cuya inteligencia es mayor en los pies que en la cabeza, hoy pretende ser Jefe de Gobierno de la Ciudad de México.

Y con los altos bonos que tiene su popularidad, construida con base en el futbol y la televisión, no tendría muchos problemas en lograrlo, pues el electorado es fácil de engañar, así se ha demostrado los últimos años. 

Y si Blanco Bravo ganaría  gracias a la idolatría que conserva, Omar García Harfuch lo haría gracias a su presencia física.

Ambos, con nula capacidad y experiencia en la administración pública, pues tanto Cuauhtémoc Blanco como el súper policía capitalino no han tenido la necesidad de gobernar por diferentes circunstancias. 

En Hidalgo ocurre lo mismo, esencialmente, candidatos sin ninguna experiencia en la administración pública han llegado a gobernar la capital del estado con las funestas consecuencias que hoy padecemos quienes habitamos la ciudad. 

Y en las elecciones venideras no parece ser la excepción: aspirantes que apelan a la popularidad, al dinero o a la guapura física sin que ofrezcan nada más allá de la superficie, de la banalidad.

En esas circunstancias están quienes han levantado – o a quienes se las han levantado– la mano para gobernar la ciudad más importante del estado de Hidalgo.

Ojalá quienes tienen el poder de las decisiones, tomen por fin en serio las carencias y necesidades de Pachuca.

Palabra es Acción.

Se rompió, después de varios meses de evidente tensión, el Grupo Legislativo Plural Independiente, el llamado “GPI”, integrado por quienes renunciaron a su militancia priista y dejaron al Congreso, por primera vez en su historia, sin representación tricolor en sus curules. 

Juan de Dios Pontigo encabeza la revolución junto con Citlali Jaramillo y Rocío Sosa, quienes ya habían dado muestras de incomodidad al interior de su ahora exgrupo legislativo.

Pontigo Loyola, con su añeja amistad y cercanía con el titular de la Unidad de Planeación del gobierno estatal, Miguel Tello, escinden al GPI para declararse independientes de los independientes, ante la falta de liderazgo, y en últimas fechas, de interés del diputado Julio Valera Piedras, coordinador gepista, quien fue incapaz de mantener la cohesión en un grupo importante, de ocho miembros que pueden definir el sentido de cualquier votación.

Se desmarcan del GPI y, por ende, de su líder el exgobernador Omar Fayad Meneses, quien tendrá que reacomodar sus piezas legislativas en aras de continuar con la esperanza de unirse, así sea de forma desperdigada, a alguna fuerza política que les garantice posiciones en el futuro próximo.

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