“La votación del 2 de junio es un mensaje del pueblo de México, de que un cambio en el poder judicial es indispensable, y sería soberbio ir en contra de esa voluntad. El pueblo le dio a los Congresos el carácter simbólico -constituyente- para que sus congresistas reformemos la constitución y hagamos lo necesario con tal de que los principios -no mentir, no robar y no traicionar- lleguen también al Poder Judicial”.
Así lo expresó la diputada local morenista Tania Meza, quien en su posicionamiento sobre la aprobación a la modificación de la Reforma Judicial, fundamentó la importancia que tiene este trascendental paso que contribuye a la transformación real.
Puntualizó que se han vertido cualquier cantidad de mentiras sobre la reforma, y enumeró varios ejemplos de la malversación de información que se ha difundido por diversos espacios. Tania Meza subrayó que es mentira que cualquiera sin capacidad, sin la preparación y sin la experiencia, llegará a ser Juez o Magistrado, así como es mentira que Morena será quien los elija.
Tania Meza destacó que esta reforma estipula que existirá un Comité técnico de evaluación, integrado por especialistas, tal como se hace para elegir diversas Consejerías en otros organismos, y ése es sólo uno de varios filtros. Detalló que de esta manera la Presidencia de la República está renunciando a su facultad de proponer una terna, incluso de nombrar a ministros directamente, cuando las y los Senadores no se pongan de acuerdo. “Así, la Presidencia de la República le está dando todo el poder al pueblo”.Dijo.
“Es mentira que el proceso para elegir a las y los nuevos Jueces y Magistrados será exorbitantemente caro y que no podremos pagarlo. Este proceso de elección nos costará mucho menos, de lo que le cuestan al pueblo los fideicomisos y fondos secretos, cuyo monto exacto se desconoce, porque se rigen por el secreto bancario, pese a estar constituidos por dinero público. También es mentira que la Reforma afectará los derechos de las y los trabajadores del poder judicial, porque esta reforma acabará con los privilegios de las cúpulas, de las élites doradas de este poder, y con ese dinero se garantizarán las prestaciones y derechos de las y los trabajadores del poder judicial. Les vamos a quitar a los de arriba, para darles a los de abajo”.
La legisladora local refirió que, decir que esta reforma busca la demolición del poder judicial, es un despropósito y la oposición lo sabe, dijo, pero después del mensaje contundente que el pueblo de México dio el pasado 2 de junio, a la derecha ya sólo le queda mentir.
“No alcanzan a ver que el pueblo está informado, que el pueblo está politizado, por eso México sabe que la reforma es solamente una manera diferente de redistribuir el financiamiento público y de nombrar a jueces y magistrados. El pueblo sabe que democratizar al poder judicial es legitimarlo, y es garantizar el derecho de la gente a la real y auténtica impartición de justicia. Y es eso lo que no les gusta, que sea el pueblo quien decida, porque los conservadores se sienten superiores a todas, todes y todos los demás. Sienten que sólo ellos tienen la verdad en sus manos y pueden elegir a las élites del poder judicial”.
La legisladora guinda contextualizó en su mensaje que la visión soberbia y conservadora no es nueva, ya que en la época de la colonia, se discutía si a los pueblos originarios se les debía enseñar a leer, porque la élite no tenía la certeza de que los indígenas tuvieran alma. Dijo que, en el Juarismo, se infartaron porque “un indio” había llegado a ser presidente de México, yentonces una minoría rapaz trajo a un emperador europeo para que gobernara, porque el pueblo de México no era capaz de elegir gobernantes.
En la expropiación petrolera, la derecha conservadora decía que no había capacidad para administrar el petróleo, y que se debía entregar los recursos a la élite nacional e internacional. Y cuandolas mujeres en el 1953 arrebataron al conservadurismo el derecho al voto, dijeron que no sabrían elegir, que otorgarle el voto a las mujeres era darle el voto al cura, porque las mujeres no sabían tomar decisiones por cuenta propia.