El intento de fraude ocurrido durante el sorteo 2518 del Melate, realizado el 22 de enero de 2012, se convirtió en uno de los escándalos más graves en la historia de Pronósticos para la Asistencia Pública, al revelarse la manipulación del sistema para beneficiar a un pequeño grupo de empleados y excolaboradores del organismo.
De acuerdo con las investigaciones de la Secretaría de la Función Pública (SFP), el sorteo fue alterado mediante un montaje en video.
Los responsables sustituyeron la grabación original por otra en la que aparecían números distintos a los oficialmente generados por la máquina del sorteo. El objetivo era hacer coincidir el resultado con boletos previamente adquiridos por los involucrados, con la intención de cobrar un premio millonario.
La manipulación permitió anunciar una combinación completamente falsa. Sin embargo, el intento se descubrió debido a inconsistencias técnicas entre el registro interno del sistema y el video difundido en medios, lo que llevó a la suspensión inmediata del pago y al inicio de auditorías internas y federales.
Las investigaciones identificaron la participación de trabajadores de Pronósticos, entre ellos un excoordinador del área de informática y personal encargado de la transmisión del sorteo. La SFP determinó que el fraude habría representado un daño potencial de más de 160 millones de pesos si los premios hubieran sido pagados conforme a los números falsificados.
Tras el escándalo, los responsables enfrentaron sanciones administrativas, inhabilitaciones y procesos penales por uso indebido de atribuciones y ejercicio fraudulento. En respuesta, Pronósticos reforzó los protocolos de seguridad, modificó la supervisión de los sorteos y actualizó los mecanismos de certificación ante notarios públicos.
La historia trascendió del ámbito legal y llegó a la pantalla: la serie Me late que sí, estrenada en la plataforma Netflix, se inspira directamente en este caso de 2012 para dramatizar cómo un sorteo televisado fue objeto de un fraude perpetrado por quienes lo organizaban.
El caso del sorteo 2518 permanece como uno de los episodios más documentados de manipulación de sorteos públicos en México y marcó un precedente para la vigilancia y el control interno de los juegos de azar administrados por el Estado.


