Difusión Subvaluada
“La falta de comunicación efectiva, es un riesgo.”
Por Daniel Zárate Ramírez
Este domingo, México será testigo de un acontecimiento fuera de lo común en el mundo: la elección de jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial por voto popular, un ejercicio inéditocuyo objetivo se define de acuerdo al lado que te encuentres en la historia. Sin embargo, a días de los comicios, la comunicación de este proceso revela fallas que podrían comprometer su veracidad.
El Instituto Nacional Electoral (INE) no fue claro en temas de difusión del proceso, situación que se unió al desconocimiento generalizado de los candidatos, y la ventaja de quienes ya tienen exposición mediática que han fabricado un panorama donde el voto informado parece más un ideal que una realidad.
El INE, responsable de regular esta elección extraordinaria, estableció restricciones estrictas como el que los candidatos no pudieran contratar publicidad en medios tradicionales ni digitales, además no poder recibir financiamiento público o privado, ni pagar para viralizar sus mensajes en redes sociales. Solo tuvieronautorizado usar recursos propios, con topes de gasto para aspirantes a la Suprema Corte de Justicia.
Las medidas, pensadas para garantizar equidad, limitaron de manera importante la capacidad de los candidatos para darse a conocer. Una encuesta de Enkoll para el diario EL PAÍS revela que, a unos días de la elección, menos de la mitad de la ciudadanía conoce el día que se va a llevar a cabo, y menos del 23 por ciento planea sufragar, un aumento en relación al pasado mes de abril, pero insuficiente para un proceso de esta importancia.
La poca claridad en los mensajes de los candidatos agrava el problema. Los jurisconsultos más tecnológicos (pocos, pero existen) recurrieron a redes sociales como TikTok e Instagram, pero sus esfuerzos (a menudo) carecieron de estrategiacomunicacional. Videos caseros, bailes, sátiras, chistes, la promoción de lugares turísticos y entrevistas en portales con poca afluencia, intentaron captar la atención, y eso dio como resultado que no permearan las propuestas claras sobre la impartición de justicia, ni la forma o manera en cómo funciona el poder judicial.
En este punto, recuerdo a un aspirante a juez que usó un video donde, para presentarse, develó sus principales referencias a películas populares, pero omitió lo más grave; explicar su visión judicial, y su nombre, si, su nombre.
Otro candidato, en un intento de conectar viralmente, se limitó a compartir anécdotas personales sin abordar su experiencia profesional, lo que redundó en una desconexión con el electorado, que necesitaba información sustantiva para decidir.
Afortunados, eso sí, quienes ya contaban con exposición mediática (como funcionarios, exfuncionarios o figuras públicas) quienes llevarán cierta ventaja. Su reconocimiento previo les permite destacar en un mar de candidatos desconocidos.
Este desequilibrio pone en desventaja a profesionales menos expuestos, aunque igual o mayormente calificados, que anhelabanvisibilidad en un entorno donde las reglas dificultan la difusión efectiva y la transmisión de un mensaje claro.
Aunque los candidatos dependieron de una comunicación profesional, la relegaron a un tercer plano. Pensaron que, con reclutar a un familiar, o a lo mucho un pasante con buena redacción, manejo discreto del teléfono, y toma de fotos bonitas, era suficiente. Los aspirantes subestimaron la expertise de comunicólogos con énfasis en política, que pudo haberles ayudado a estructurar mensajes claros y a maximizar el alcance de plataformas como el sistema “Conóceles” del INE, que ofrece información curricular, pero no sustituye una campaña estratégica. De hecho, esos expertos en comunicación también hicieron falta para difundir la propia plataforma.
Libros como Comunicación política y campañas electorales de María José Canel y La batalla por la atención de Tim Wu subrayan la importancia de narrativas claras y la gestión de la visibilidad en contextos competitivos. Los candidatos, al no priorizar estos temas, dejaron a la ciudadanía con más dudas, que certezas.
En un proceso que busca legitimar al Poder Judicial, la falta de comunicación efectiva, es un riesgo. Los profesionales de la comunicación habrían dado claridad a los mensajes, fortalecido la transparencia, así como la confianza en esta elección histórica. Este domingo, mexicanos votarán, algunos a ciegas, no por desinterés, sino por la poca planeación e interés de informarles y transmitirles algo básico y vital, como el propio funcionamiento de uno de los tres poderes de la unión. @DanielZarate70