En Códice

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Disuasión

“¿Quién lo dijo?”.

Escribe: Daniel Zárate Ramírez.

Una de las máximas del “poder” es lograr que la mayoría piense como uno, que nuestras vivencias sean aceptadas por todos de manera natural, es decir, si me molesta algo, a todos les debe molestar lo mismo.

Lo anterior lo describen magistralmente Armand Mattelard y Ariel Dorfman en la obra “Para leer al Pato Donald” de 1977, que fue lectura obligada en la Licenciatura en Medios Masivos de Comunicación de la facultad de artes y humanidades de mi alma mater, la Universidad Autónoma de Aguascalientes. 

En el capítulo 11, se argumenta que Disney trata de normalizar la idea de un mundo poblado por animales, que viven como personas, hablan, y tienen “mascota”.

Se argumenta que los niños van creciendo con la idea de que algunas características de los personajes se “parecen” a las de ellos mismos. Eso conllevríaa a incentivar la imaginación infantil, motivada por ese mundo de ficción, y que les reditúe una “clara” libertad creativa.

Pero, la teoría de Mattelard y Dorfman refiere, a que dicho uso de la ficción animalista en los infantes, tiene como objetivo atraparlos, y no liberarlos.

Retomando esa idea y trasladándola a la actualidad, el “estilo Disney”, es “casi” aplicado por los llamados y autollamados “influencers” que consideran hacer uso de lo que es lapersuasión, para moldear comportamientos, actitudes, pensamientos y valores.

La competencia por ganar audiencia o lectores es tan salvaje, que no solo se busca convencer con ideas y argumentos, sino también debe de ir implícito el descrédito de los que no piensan igual, y eso a veces multiplica mensajes acusatorios y no de convencimiento, como debería ser.

Y es que acusar y destruir, siempre será más fácil que argumentar y construir.

Ello nos lleva a que (antes de recibir un mensaje) nos ocupamos primordialmente en el “¿quién lo dijo?” y no en el “¿qué dijo?”, lo que ha desatado una lucha polarizada, que lejos de persuadir, disuade.

En el ámbito comunicacional, la disuasión es una herramienta para moldear masas, ya que con frecuencia los mensajes buscan desalentar ciertas acciones utilizandoargumentos que resaltan las consecuencias negativas de esas acciones.

Por ejemplo, las campañas de salud pública con las herramientas de comunicación actuales, advierten sobre los peligros del tabaquismo y sus riesgos, pero también buscan generar un temor que inhiba a las personas a adoptar ese insano “hábito”.

Al enfatizar las repercusiones negativas de ciertos comportamientos, se busca no solo informar, sino también motivar un cambio hacia opciones de vida, más responsables.

De tal forma, tanto la percepción como la disuasión, se entrelazan en un complejo entramado comunicacional que afecta la formación de identidades y valores en las nuevas generaciones.

En conclusión, por comodidad, poca preparación de estrategias de comunicación, y hasta por simple “bomberazo”, siempre será más sencillo disuadir que persuadir, compruébenlo.

@DanielZarate70

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