El “síndrome de desgaste profesional” ya es enfermedad: OMS

El “síndrome de desgaste profesional” ya es enfermedad: OMS

El estrés laboral derivado de las condiciones atípicas de trabajo conocido como “síndrome del burnout“.

El síndrome del burnout, o síndrome de “desgaste profesional”, es una enfermedad reconocida ya por la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde 2019.

Especialistas de la OMS la definen como “un síndrome resultante del estrés crónico del trabajo que no ha sido gestionado con éxito”.

La OMS estableció como síntomas de este mal, el incremento en el agotamiento o debilidad, el aumento del aislamiento en el trabajo y un estado de tristeza y negatividad que, en conjunto, llevan a la persona que los padece a sentirse triste, antisocial, ansiosa y a tener menos rendimiento laboral.

La OMS instauró el 2022 como el año en que empezaría a diagnosticarse como enfermedad, sin embargo, los investigadores están tratando de acelerar ese proceso.

De acuerdo con la información del organismo internacional, la razón es que durante el 2020, con la pandemia de COVID-19, se agudizaron los casos del síndrome de desgaste profesional sobre todo en los países latinoamericanos.

De acuerdo con un informe del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), especialistas de la Facultad de Medicina de la UNAM advierten que, para atender este “creciente fenómeno”, se deben establecer medidas preventivas o correctivas orientadas al ambiente laboral y al individuo en particular.

Sin embargo, explica el informe, hay otros sectores de la rama que recomiendan iniciar un proceso de “sanación” (sic).

Este proceso, detallan los especialistas, consiste en aplicar algunas acciones básicas como la organización en el trabajo con la jerarquización de tareas “para no sentir agobio”.

Además de buscar espacios de sano esparcimiento en donde la distracción mental es primordial para restablecer la salud.

TRES SIGNOS PRINCIPALES DE BURNOUT

Según la OMS, estos son signos inequívocos de que alguien está sufriendo por exceso de trabajo.

• Sensación de cansancio o agotamiento de la energía;  

• Aumento del desapego mental hacia el propio trabajo, o sentimientos de negativismo o cinismo relacionados con el mismo; 

• Reducción de la eficacia profesional.

Síntomas

Síntomas como la presión frecuente en la cabeza, la somnolencia excesiva, falta de sueño, de concentración, mareos, la visión borrosa e incluso los cambios en la voz son algunos de los signos que se han identificado en casos graves.

También, el aumento de la “distancia mental” con respecto al trabajo o sentimientos negativos o cínicos, también con respecto al trabajo.

Es decir, no sentir compromiso con las propias actividades ni con las de las demás personas.

Aumento de la presión arterial y mayor incidencia de colon irritable.

*Menor eficacia del sistema inmune.

*Taquicardia.

*Sudoración, temblor corporal, tics nerviosos.

*Obesidad y sobrepeso.

*Pérdida del cabello y aparición de la caspa.

*Menstruación irregular.

*Enfermedades cardiacas.

*Presión de dientes y mandíbula (bruxismo).

*Manos y pies fríos, tensión muscular.

*Diarrea o estreñimiento.

Por si pareciera poco, también existen afectaciones psicológicas que la OMS resume en las siguientes:

Dificultad para concentrarse

*Aumento en los errores

*Menos capacidad de toma de decisiones

*Disminución de la memoria

*Ansiedad, preocupación en exceso, pensamiento catastrófico y lento

*Cambio en el estilo de vida

*Propensión a tener accidentes

*Inquietud, miedo o pánico, preocupación excesiva, irritabilidad

*Reducción del deseo sexual

*Disminución de la autoestima y constantes cambios de humor que, si no son tratados a tiempo, pueden ser causa de depresión y desestabilidad emocional.


Con información de

Organización Mundial de la Salud

INEGI

Facultad de medicina de la UNAM

Foto: INEGI

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