Por CARLOS CÉSAR PÉREZ ESCAMILLA.
PRESIDENTE MUNICIPAL DE SAN FELIPE ORIZATLÁN
Lo ocurrido en San Felipe Orizatlán no puede pasar como un hecho aislado. La agresión del presidente municipal Carlos César Pérez Escamilla, denunciado formalmente por el periodista José Eduardo Vargas Hernández, es una afrenta directa a la libertad de expresión y al derecho de toda sociedad a ser informada.
Un servidor público que levanta la mano contra un comunicador demuestra no sólo intolerancia, sino un profundo desprecio por la transparencia y el escrutinio ciudadano.
No hay justificación posible: la violencia nunca puede ser respuesta a la crítica, ni el poder escudo frente a la verdad.
El periodismo local —ese que se hace sin escoltas, sin reflectores y muchas veces con más valor que recursos— es el primer muro de contención frente a los abusos del poder.
Agredir a un periodista no es agredir a una persona: es intentar silenciar una voz que habla por toda una comunidad.
