Por El lento desmoronamiento de la alianza Va por México.
Por: Fernando Hidalgo Vergara @FHidalgoVergara
Pasadas las elecciones del Estado de México y de Coahuila, en las cuales perdieron estrepitosamente una cantidad superior a los 12 millones de votos, la alianza Va por México conformada por el PAN, el PRI y el PRD, se prepara para las elecciones de 2024.
“Se prepara” es un decir, de algún modo se tiene que definir el intento que hacen por definir al menos quién abanderará este amasijo político.
El anuncio fue que “a más tardar” el 26 de junio informarán cuál será su método para elegir a su candidato a la presidencia.
Es decir, dos semanas después de que Morena y sus aliados arrancaron su proceso, con eufemismos rimbombantes y tramposos como el de “asambleas informativas” en lugar de mítines y “defensores del proyecto de transformación “ en lugar de precandidatos, utilizados para no violar la ley.
Dos semanas de irrecuperable ventaja que dan de gracia a “las corcholatas” presidenciales porque no existe un consenso para determinar quién tendrá la oportunidad histórica de hacerle frente, sin la menor posibilidad de ganar, a quien resulte candidata de Morena.
No existe consenso ni siquiera en quiénes definirán la candidatura aliancista, pues el acuerdo previo en el que se establecía que sería nominada por el Partido Acción Nacional, a cambio de que el PRI designase, como ocurrió, a la candidata a la gubernatura del Estado de México, se cayó.
Se cayó a partir de que Marko Cortés tuvo la idea de exigir como requisitos capacidad organizativa y estructural, además de tener el respaldo social del uno por ciento del padrón electoral en 17 entidades.
La lista nominal de electores del país es de 95 millones 643 mil 089 personas registradas, lo que representa, en apoyo contante y sonante, poco menos de un millón de firmas.
El padrón panista no rebasa los 250 mil personas, por lo que, ante semejante despropósito del líder “blanquiazul”, se apuntó, con la agilidad que le caracteriza, Alejandro Moreno, líder priista, para solventar el requisito y granjearse la candidatura.
Pero como todos en la alianza saben que la reputación de “Alito” no da para ganar ni en su colonia, se detuvo el proceso y se alentó aún más el consenso para definir la candidatura.
El brete en que está metida la alianza no es menor, los perfiles con que cuenta el PAN, Lilly Téllez y Santiago Creel no tiene la aprobación del PRI ni del PRD, los demás, quienes quiera que sean, prácticamente no existen en el plano electoral.
Como en los mejores tiempos del priismo, la próxima persona que encabece la presidencia de la República emanará, sin la menor duda ni contratiempo alguno, del partido oficial.
Del partido en el poder.
