El INE detectó el acto anticipado de campaña, es decir, la ilegalidad, de Claudia Sheinbaum y sus adeptos.
Y actuó en consecuencia.
Claudia Sheinbaum Pardo, quien los fines de semana, de los últimos dos meses, no hace pie en la ciudad que gobierna para atender «invitaciones» de asistir a mítines en otros estados del país donde, jocosamente, es la oradora principal, tuvo que acatar la ley, a regañadientes.
Esa ley por la que pugnó Morena, cuando no gobernaba, la que impediría que funcionarios públicos en activo hicieran uso de recursos públicos para viajar y promocionarse, esa misma, que ahora no tienen el menor empacho en violar.
Y la violan con él ya clásico, centenario y literario, «y qué y qué y qué », sabiéndose impunes, sabiéndose intocables, sabiéndose protegidos.
Y es que ya se demostró que esos actos anticipados, en favor de una sola persona, que por supuesto #EsClaudia, tienen la venia bendita del poderoso divino, diría el poeta michoacano.
La más reciente trampa para soslayar la ley, después de la intervención del INE, es una perla negra del cinismo ramplón, muy lejano al milenario filosófico de Antístenes, Diógenes, Crates y otros tantos famosos cínicos, es más una actitud vital ejemplificada por la trampa y la burla, que una escuela o sistema en busca del ascetismo.
El «nosotros fuimos, porque podemos y porque nos dio la gana» de diversos personajes políticos afines a #EsClaudia, es no sólo un ejemplo de las virtudes que enarbolan con toda impudicia sino la conditio sine qua non pueden pertencer a esa grey impoluta, la que sabe que, al otro día, sin importar la gravedad de su actuar, serán purificados en el templete matutino.
Pero la historia no es tan benévola, o tan cómplice.
La ley es dura, pero es la ley, reza el aforismo jurídico que con tanta disparidad se aplica en muchos países, incluido por supuesto, el nuestro.
En ningún caso esta propaganda incluirá nombres, imágenes, voces o símbolos que impliquen promoción personalizada de cualquier servidor público”.Constitución Política de los EUM
Así lo dice la Constitución Política que rige a nuestro México, cualquier cosa, ese librito que enseñan en la niñez y que se aprende a burlar, con maestría, en la edad adulta.