Por Hidalgo seguro…seguro son hechos aislados.
Por: Fernando Hidalgo Vergara
El eslogan de las administraciones del pasado oscuro y neoliberal se convirtió en una chunga: después de algún hecho de violencia, algún funcionario de alto nivel en el gobierno estatal salía, invariablemente, con el librito en mano a decir “son hechos aislados, Hidalgo es seguro”.
Y en estricto sentido, Hidalgo es seguro.
A pesar de estar rodeado de entidades incendiadas por la violencia como Tamaulipas, Estado de México, Veracruz o Puebla, en Hidalgo los indicadores y niveles de violencia son bajos y la población puede, podemos, darnos el lujo de salir de noche, de pasear por las calles.
El estado se ha mantenido, de acuerdo con el Índice de Paz México (IPM), elaborado anualmente por el Instituto para la Economía y la Paz (IEP), que proporciona una medición integral de los niveles delictivos en el país, entre los cinco estados más seguros desde hace más de una década.
El mejor lugar, tercero, solo por debajo de Yucatán y Campeche, por allá de 2014.
Sin embargo, en cada sexenio ha habido algún hecho significativo de violencia.
Con Miguel Osorio Chong, sin duda, el más grave de todos, el asesinato artero del secretario de seguridad pública de entonces, Marcos Manuel Souverbille.
Con Olvera Ruiz y Fayad Meneses, balacearas, incluso cuerpos desmembrados.
En este incipiente gobierno, con Julio Menchaca Salazar al frente, la matanza en Atotonilco de Tula es el primer hecho violento de grandes dimensiones.
No repitieron, en el discurso, el despropósito de sexenios pasados de aludir a los “hechos aislados”, lo cual se agradece.
Ya adelantó Menchaca Salazar que su administración no atiende “mensajes” enviados por presuntos grupos criminales, ya que el Gobierno del Estado está trabajando en el compromiso y obligación que tiene con la ciudadanía.
Los cuerpos de seguridad estatales han hecho un buen trabajo a lo largo de los años, amén de contextos e ideologías políticas, con Menchaca Salazar, un hombre de leyes, se advierte que la política de seguridad continuará con la solidez y contundencia que mantiene a Hidalgo como una ínsula en medio Del Mar embravecido.
Independientemente de las circunstancias crimínalas que la política del “abrazos no balazos” del gobierno federal nos escupa en la cara.
