El Correo de las Brujas 

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La senadora hidalguense de Morena, Simey Olvera Bautista, rechazó públicamente versiones difundidas en algunos medios de comunicación que, según afirmó, replicaron “la misma redacción”, lo que consideró indicio de una línea dirigida para señalarla sin fundamento y atribuirle conflictos inexistentes con la presidenta del Senado.

Olvera calificó estas publicaciones como una “forma baja” de violencia política, al buscar “enemistar a mujeres” y generar descalificaciones basadas en información falsa o tendenciosa. 

Cuánta falta de caballerosidad en los tiempos actuales.

En más del Senado, vaya lío que se armó en la cámara alta para aprobar nada más y nada menos que reformas al Sistema de Administración Tributaria, para evitar que los contribuyentes puedan defenderse de cobros indebidos, dobles o injustificados al cambiar la ley federal de Procedimiento Contencioso Administrativo.

Resulta que Morena ¡se quedó sin quórum! 

¿Por qué? Pues porque gran cantidad de senadores morenistas les valió un demonio la sesión y esa votación tan importante y por nada y la oposición, que sí se quedó, les revienta la votación.

Tanto, que debieron maniobrar y citar a una nueva sesión esa misma noche a las 20:50, para dar tiempo a que regresen los morenistas que se fueron a descansar.

Eso ocasionó regaños a gran cantidad de senadores. 

Incluido al de Hidalgo, el senador Cuauhtémoc Ochoa, quien se fue y no emitió su voto.

La senadora Simey Olvera votó a favor, como toda su bancada presente y la senadora priista Carolina Viggiano tampoco votó. 

El presidente municipal morenista de Ixmiquilpan, José Emmanuel Hernández Pascual, acudió a la vieja confiable, inventada en los tiempos del oscuro pasado, excusa del “hecho aislado”. 

Hernández Pascual confirmó las “narcomantas” de amenazas a vendedores de estupefacientes, e insistió en calificar como un “hecho aislado” en su conferencia semanal.

Ya debería saber el presidente municipal que esas excusas ya no surten efecto positivo en la población, que ya se la sabe de tanto que se repite. 

Como las ya tradicionales “lluvias atípicas” de cada seis meses.

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