La “fiscal carnala” y el por qué “defiendo a la Procuraduría”.
Un asidua lectora, cosa que agradezco en el alma, me cuestionó con cierta dureza (se da valor porque, como ella dice, soy un “mastodonte buena gente”) el por qué “defiendo” a la Procuraduría General de Justicia de Hidalgo.
Respondo en el mismo espacio en donde leyó “la defensa”: no hay tal.
El conocimiento de los intríngulis de una institución ayuda, sin duda, a justipreciar la labor de quienes ahí fungen como servidores públicos.
Amén de ser personas -al igual que este “defensor”- cuya trayectoria de vida personal y profesional se ha desarrollado en esta nuestra todavía pequeña y querida ciudad de Pachuca, la calidad profesional de muchas y muchos de sus integrantes es directamente proporcional a la calidad moral de sus carreras.
Concepción, Lidia, Lorena, Jaqueline, Manuel, Leopoldo, servidores públicos de probada reputación que rebasa por completo la historia y fama que una institución pueda tener.
El jefe del despacho de la PGJEH, Francisco Fernández Hasbun, es un abogado nuevoleonés con exitoso pasado profesional.
No tiene la maldita necesidad de estar sentado en esa silla ardiente dentro de ese despacho gélido, para tramar despropósitos que alteren su futuro personal.
Es exactamente el mismo caso de la Fiscalía General de la República, cuyo proceso de renovación está en marcha en el Senado.
La sutil diferencia es que allá la titular será la abogada personal de la presidenta de la República.
¿Asi cómo poder creer en su autonomía?


