El primer destape de Julio Menchaca.
Hablar de José Antonio Rojo, es remontarse a la época de Javier Rojo Gómez, de Jorge Rojo Lugo y toda la dinastía emergida del árbol genealógico de la famila Rojo originaria de Huichapan. Se sabe que son hombres y mujeres forjados en una disciplina estoica y como prioridad casi exigente, las buenas formas políticas.
Mucha tinta se ha escrito sobre la historia de los hermanos Jorge y Jose Antonio Rojo García de Alba, quienes desde muy jóvenes estuvieron inmersos en asuntos políticos y en su ADN la pasión por la charreria, tal vez sus dos atributos más desarrollados.
De Jorge se sabe que es un político frontal, de carácter determinante, firme y de formas políticas claras que entiende y transmite sin cortapisas. Un hombre de pocas palabras, que escucha más de lo que habla, pero que tiene una buena capacidad para dirimir temas de interés general.
En su caso, José Antonio, es un hombre extremadamente afable, educado, respetuoso, de buenas formas, de un profundo entendimiento de la política y de cómo hacer política, es ortodoxo y muy institucional. De pronto tanto cuida las buenas formas para no equivocarse que puede equivocarse, pero sin duda es un político que si algo sabe es cuidar la investidura de un gobernador y jamás se atreve a cuestionar o a contravenir el trabajo que realiza.
Y es ahí donde sin duda se puede entender lo que hace apenas unos días declaró ante un medio de comunicación “Quiero ser gobernador de Hidalgo”. Alguien de las formas, de la institucionalidad y de la manera de hacer política como José Antonio no podría declarar eso sin antes tener el visto bueno del gobernador Julio Menchaca, por cierto su buen amigo.
Justamente en la LIX legislatura, José Antonio Rojo fue el presidente de la Junta de Gobierno cuando el Congreso era hegemónicamente priista y compartió curul con Julio Menchaca, Horacio Castañeda, Oralia Vega, José Guadalupe Rodríguez, Leopoldo Rodríguez, José Alberto Narvaez, Adelfa Zúñiga, Edmundo Ramírez, entre otros.
Ambos, tanto Menchaca como Rojo, hombres de altura política que coincidieron en tiempo y espacio en el Congreso local mientras transcurria el gobierno de Miguel Ángel Osorio Chong, quien a la postre pondría distancia de por medio para construir su proyecto político que lo llevaría a la terna presidencial.
Ahí en el Congreso local, Julio y José Antonio, construyeron una relación de caballeros y de amigos que años después la política los volvería a unir. Ahora con Julio Menchaca como gobernador y Rojo García de Alba queriendo ser el sucesor.
Se ha comentado que muchas han sido las reuniones que han sostenido en cuarto piso de gobierno estatal, donde, a deshoras de la noche se le ha visto salir al originario de Huichapan, y luego de muchas platicas se rumoró la salida de José Antonio del PRI para incorporarse al partido Movimiento Ciudadano.
Lo primero ya ocurrió apenas hace unos días. En una declaración un tanto cuanto temeraria dijo poner una pausa a su relación con el PRI y dar un paso al costado, lo que finalmente se tradujo a una renuncia abierta.
Lo de su incorporación a Movimiento Ciudadano, se ha comentado en los medios, sin embargo aún no se concreta, pero se sabe que ha tenido reuniones con un intermediario con Luis Donaldo Colosio Riojas en la Ciudad de México.
Lo que sí es seguro que José Antonio, jamás hubiera sido capaz de declarar que quiere ser gobernador si no lleva la venia del gobernador. Su personalidad delató de donde viene el mensaje, sus buenas formas lo hacen predecible, pero siempre con institucionalidad y respeto.
José Antonio Rojo, es pues el primer destapado del gobernador Julio Menchaca, sin importar en el partido que juegue. Total, el deslavado color rojo de su chaleco se ha despintado y parece que ha quedado naranja.