🧙🏻♀️ El pueblo bueno, está enojado
🧙🏻♀️ Intransigencia de funcionarios de la SEPH
🧙🏻♀️ Cuando el río suena…o huele: Tula y su gobierno
🧙🏻♀️ El pueblo bueno, está enojado
Entre el lodo, las casas anegadas y los caminos rotos, la presidenta Claudia Sheinbaum se llevó una rechifla nunca antes vista.
Ironías del destino: acudió a supervisar los daños del agua, y terminó empapada por el enojo ciudadano, por la cascada de reclamos.
En teoría, el recorrido era para mostrar empatía. En la práctica, fue un baño de realidad. Los damnificados no entienden de protocolos ni discursos; entienden de pérdidas.
La escena parece sacada de un libreto tragicómico: la presidenta, tratando de calmar a quienes lo han perdido todo… y los gritos aumentando como la corriente del río.
A su lado, sus acompañantes intentando sonreír, como si no escucharan el abucheo generalizado. Pero lo escucharon, vaya que lo escucharon.
🧙🏻♀️ Intransigencia de funcionarios de la SEPH
Ahora sí, 34 municipios sin clases hasta nuevo aviso, informó con oportunidad la secretaría de Educación Pública, el fin de semana.
Con un comunicado, ahora sí claro y preciso, no como el primero que navegaba al garete en las aguas de la ambigüedad, señaló qué municipios deberán suspender clases presenciales en tanto se resuelve el problema de caminos cerrados, construcciones destruidas y personas damnificadas.
Sin embargo, no faltó la gente que se queja de supervisores y directivos de la dependencia educativa que no aceptan el comunicado ¡porque no tiene sellos ni firmas!
No es un oficio burocrático, por amor de Dios. Qué intransigencia, qué necedad o de plano, qué ignorancia.
Y eso, en la SEPH, entre maestros, es escandalosamente alarmante.
🧙🏻♀️ Cuando el río suena…o huele: Tula y su gobierno
En Tula, el agua del río se volvió noticia otra vez.
Pero no por su pureza ni por su caudal, sino por la mezcla —palabras textuales del gobierno municipal— de “agua con hidrocarburo”.
Una curiosa manera de decir que el río Tula amaneció (más) envenenado.
El comunicado oficial, fechado el 12 de octubre, se esfuerza por tranquilizar a la población: “no hay riesgos para la salud”, asegura, mientras reconoce que la sustancia proviene de la refinería Miguel Hidalgo, propiedad de Pemex.
Es decir, no hay riesgo, aunque el agua lleve petróleo. Un consuelo químicamente difícil de creer.
El tono del comunicado sería cómico si no fuera trágico: lejos de exigir responsabilidades, el municipio parece escribirle una carta de disculpas anticipadas a la petrolera.
Habla de una “falla eléctrica” como si se tratara de un desperfecto doméstico, y no de un accidente ambiental en una región históricamente castigada por la contaminación industrial.
Más grave aún: el texto sugiere que el ayuntamiento “activó la coordinación interinstitucional”, pero no menciona sanciones, ni investigaciones, ni medidas de reparación. Solo “monitoreo constante”. En otras palabras, se limitarán a observar cómo el agua negra sigue corriendo.
No hay contaminación, sino monitoreo.
El comunicado termina con una frase tan entusiasta como fuera de lugar: “¡Vive la transformación!” Una ironía involuntaria: el río Tula, efectivamente, está transformado… en un cauce de hidrocarburos.
**Las expresiones contenidas en estas líneas, no representan la postura editorial de CentralMX, simplemente son señalamientos recogidos de los pasillos de los edificios públicos y en redes sociales.
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