Cinismo, blindaje de “el movimiento”
La comparación entre dos exfutbolistas profesionales de altísimo rendimiento y calidad, mencionado en este espacio hace un par de días, resultó el mejor de los ejemplos para ilustrar el picaporte a la impunidad que existe en estos tiempos estelares que vivimos.
Cuauhtémoc Blanco, miembro “del movimiento” acusado de delitos sexuales y prácticamente exonerado por diputadas con el célebre y repugnante “no estás solo”.
Omar “N”, goleador histórico de las Chivas de Guadalajara, no es miembro “del movimiento”, acusado de delitos sexuales, está en la cárcel.
Pero la verbigracia está incontenible, es interminable:
El atroz cinismo, ya desbordado, del senador Gerardo Fernández Noroña quien vuela en aviones privados de forma ilegal, compra casas millonarias con préstamos oscuros y no pasa absolutamente nada, la presidenta lo castiga solamente con el rigor de su desprecio.
Andrés Manuel López Beltrán viaja por el mundo y compra obras de arte de medio millón de pesos y no pasa nada.
Jimena García Álvarez-Buylla, la hija de María Elena Álvarez-Buylla exdirectora de Conahcyt, en un inconcebible exceso de insensatez y frivolidad, dio una entrevista para una revista de arquitectura sobre cómo es el interior de su estudio de arte, ubicado en la casa, enorme, suntuosa, descarada, de la exfuncionaria, señalada de irregularidades por 50 millones de pesos.
Porque pues, pertenecen “al movimiento”.
Las altas esferas de ese movimiento se saben impunes por ese manto protector que no alcanza a cubrir a los militantes de abajo.
Que la corrupción es tolerable si se comete por la causa correcta. Que el fin justifica los sobres. Que el apellido limpia el pecado.
Ese es el peor ejemplo que puede dar “el movimiento”: el de haberse convertido en aquello que juró destruir, mientras finge que la pureza ideológica todavía lo salva.
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