Emergencia en Hidalgo: la lluvia desnuda la negligencia de años
El gobernador de Hidalgo, Julio Menchaca Salazar, informó que solicitó que se declare emergencia en el estado debido a las intensas lluvias que han colapsado vialidades, dañado viviendas, paralizado comunidades enteras y puesto en riesgo vidas humanas
Sin embargo, más allá de la lógica institucional de su petición, es inevitable recordar que hace apenas cuatro años su propio partido, Morena, impulsó y aprobó la desaparición del Fondo de Desastres Naturales (Fonden), ese mecanismo diseñado justamente para situaciones como la que ahora se vive en Hidalgo.
El Fonden fue creado para apoyar a los estados y dependencias federales en la atención y recuperación de los efectos de fenómenos naturales.
La extinción del fideicomiso se dio en el marco de una reforma que eliminó 109 más, argumentando “mal manejo de recursos”.
El Fonden no era perfecto. Cierto. Fue blanco de acusaciones por corrupción y opacidad, como tantos otros fideicomisos, por el expresidente Andrés Manuel López Obrador, los que, como en la mayoría, nunca pudo demostrar.
Perdió la magnífica oportunidad de no solo señalar, sino acusar y castigar a quienes efectivamente incurrieron en actos de corrupción en el pasado.
Su eliminación en 2021, aprobada en la Cámara de Diputados con 242 votos de Morena, 31 del PT y 23 del Partido Verde, fue una decisión mezquina disfrazada de “austeridad republicana”.
Lo paradójico es que ahora, cuando el desastre toca a la puerta, las autoridades estatales tienen que abogar por recursos, esperar la voluntad presidencial o el lento goteo de la burocracia federal, en lugar de activar un fondo ya dispuesto para atender emergencias.
Los representantes del partido oficialista, avalaron el desmantelamiento institucional en nombre de una promesa de eficiencia que nunca llegó. Hoy, los municipios afectados en nuestro estado —Pachuca, Tula, Mineral de la Reforma, por citar algunos— sufren las consecuencias.
La desaparición del Fonden fue un error garrafal. No solo eliminó un instrumento financiero vital, también desprotegió a millones de mexicanos en un país que, año con año, enfrenta huracanes, lluvias torrenciales, incendios forestales y sismos. La naturaleza no espera procesos legislativos ni discursos en la mañanera. La naturaleza actúa. Y cuando lo hace, pone en evidencia los estragos.
Y también nosotros, como sociedad, ¡ya no tiren basura en la calle, con un demonio!
Lo urgente no es solo declarar la emergencia. Lo urgente es asumir responsabilidades, lo que nadie hizo durante décadas, en las que gobiernos municipales y estatales “pavimentaron” el camino a las desgracias actuales.
Vaya paradoja.
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