Llegaron todas. A defender a un macho violentador
Un “Día Naranja” cualquiera.
La imagen es francamente deleznable: un muro femenino que rodea, que arropa a un hombre acusado de abuso sexual y violencia, por dos mujeres distintas, una de ellas, su esposa.
“No estás solo, no estás solo”, gritaba el grupo de mujeres diputadas, esa consigna aplicada en tiempos pasados por Andrés Manuel López Obrador al inefable Hugo López Gatell.
Otro grupo de mujeres diputadas increpó al exfutbolista, de célebre memoria cuando su actuar dependía única y exclusivamente de sus pies.
Lo increpó para exigirle que, si se sabe inocente, que se someta al proceso penal.
El choque con las diputadas de Morena fue inmediato, choque de protección, de sumisión.
“¡No estás solo, no estás solo!”, gritaron las diputadas de Morena a Cuauhtemoc Blanco.
Con 291 votos a favor, 158 en contra y 12 abstenciones, se declara “notoriamente improcedente” la solicitud para que se retire el fuero constitucional a Blanco Bravo.
Otro caso en el que el “llegaron todas” se ve sometido, penosamente, a los designios de un hombre, para proteger a otro hombre que violentó a dos mujeres, cuando menos.
Otro penoso caso de una “legislatura de la inclusión” se somete a las decisiones de un hombre.
Como ocurre en el gobierno federal, como ocurre en el gobierno estatal. Como ocurre en los congresos.
Con todo y los discursos arrojados y valerosos de hombres y mujeres “feministas”.
La actuación corporativa de la oposición tampoco dejó lugar a dudas del estado de cosas en el que se encuentra la política mexicana.
El PRI apoyó a Cuauhtémoc Blanco, lo apoyó como moneda de cambio para evitar que se intente desaforar a su líder, Alejandro Moreno Cárdenas.
Toda la perorata que dijeron en su “postura” es una repugnante demagogia.
El pacto patriarcal sigue siendo la mano que mese la cuna.
La mano que pule el techo de cristal.
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