Acaxochitlán, Benito Bravo y la gobernabilidad
Benito Bravo, hombre de campo, líder de talamontes clandestinos que operaban con toda normalidad ante los ojos de las autoridades municipales y estatales, fue protagonista de una anécdota que derivó en un chiste cruel, de esos que en la actualidad serían “cancelados” por los usuarios de las redes sociales.
Durante el gobierno, en Hidalgo, del inefable Manuel Sánchez Vite, Benito Bravo tuvo tanta libertad para operar y talar ilegalmente en la zona de Acaxochitlán que, cuentan, en una ocasión se encontró casualmente con el entonces mandatario, en un restaurante de la Ciudad de México, quien le inventó a departir con él y su comitiva.
Benito Bravo se negó, con el argumento de que atendía asuntos importantes de sus “negocios”.
Sánchez Vite, fiel a su estilo, lo conminó a dialogar con el entonces recién nombrado procurador, Isaac Piña Pérez, y otros funcionarios para “corregir” ciertas irregularidades, la promesa quedó.
Corría el mes de abril, en sus inicios, del año 1969. Pocos días después, el 29, un hecho fatídico le quitó la vida al procurador Piña Pérez.
La reacia negativa de Benito Bravo a dialogar con él, originó ese chiste, que versaba en palabras de Piña Pérez: “Anda Benito, échale aserrín aunque sea, échale aserríííííí….”.
La alusión clara al accidente del helicóptero en que viajaba Piña Pérez y la negativa del maderero a someterse a la ley propiciaron esa broma cruel.
El gobernador, en la actualidad, del estado, Julio Menchaca, aseguró que no existe ingobernabilidad en la entidad pese a hechos ocurridos recientemente, como el bloqueo de camioneros y el zafarrancho en Acaxochitlán, entre pobladores y policías estatales y soldados del Ejército Mexicano.
Un operativo para detener a un presunto talamontes terminó en agresiones contra soldados y personal de seguridad pública de Hidalgo, en la localidad de Los Reyes, del municipio de Acaxochitlán.
La propia población protege ese ilegal modus vivendi que data de hace seis décadas.
O más.
La gobernabilidad existe, sin embargo no se puede permitir tolerar que un hecho ilegal se convierta en una forma de vida.
Un Estado de Derecho no lo puede permitir.
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