Insólita segregación al Poder Judicial
El término “normalización” se ha puesto de moda en las redes sociales, para las más variadas circunstancias.
La presidenta de la República, ¡la República! Aceptó públicamente que decidió, unilateralmente, segregar al Poder Judicial de la conmemoración del aniversario de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Diversos juristas prestigiados del país exclamaron, escandalizados, que la exclusión de la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Piña, de la conmemoración del 108 aniversario de la Constitución, no tiene precedentes en la historia de México.
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos es la Ley Suprema del sistema jurídico mexicano, fue promulgada el 5 de febrero de 1917 por Venustiano Carranza en el Teatro de la República de Querétaro.
Es la base jurídica de nuestro país.
Vaya, ni siquiera el expresidente Andrés Manuel López Obrador, promotor del pleito político contra uno de los poderes de la unión, se atrevió a tanto.
Durante su conferencia matutina, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo informó que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) no fue invitada a la conmemoración del 108 Aniversario de la Promulgación de la Constitución.
“Somos republicanos y somos respetuosos pero también pedimos respeto, es una relación mutua de respeto”, dijo en la tribuna mediática que encabeza, la conferencia de prensa “del pueblo”, que en realidad es de la fuerza política que encabeza.
¿Por qué la titular del poder ejecutivo decide, abierta y descaradamente dejar fuera a un poder de esa conmemoración republicana? Pues porque puede, y porque le da la gana.
¿Cuántos, y cuántas, juristas no estarán de acuerdo en esa medida arbitraria y unilateral? Muchos, evidentemente, sin embargo las circunstancias políticas les impiden expresar su desazón y contrariedad ante semejante barbaridad.
Como reza también la conseja popular de las redes sociales: “ni el PRI de atrevió a tanto”, pues realmente no existe precedente de un desprecio tan profundo a uno de los poderes que componen nuestra República.
No es menor el rechazo, no es a Norma Piña, no es a la presidenta de la suprema corte, es al Poder Judicial de la Federación.
Es asumir que el Poder Ejecutivo es el supremo poder del Estado mexicano.
Y eso es de una gravedad que pocos se atreverán a denunciar.
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