Por Álvaro Bardales, más números indignantes
Lejos de discursos estrambóticos, el contralor estatal, Álvaro Bardales Ramírez, se ha conducido por el reducto de la eficacia antes que el del protagonismo mediático.
Pese a ello, en su reciente comparecencia, lanzó una advertencia que deberá sustentar en acciones legales concretas: “quien incurra en actividades ilícitas, le debe costar, y costar caro”.
Los brutales números de la corrupción detectada en las postrimerías del sexenio del hoy embajador Omar Fayad Meneses no ameritan menos: 71 denuncias penales (sic) en Hidalgo por desvíos al erario, que acumulan poco más de 2 mil 200 millones de pesos.
Semejante friolera la desglosa en 42 denuncias por desvíos de recursos extraordinarios contra proveedores y exfuncionarios de siete dependencias; tres organismos y 10 municipios, por delitos como peculado, negociaciones indebidas y desvío de recursos públicos.
Bardales Ramírez, no se anda por las ramas y eso se agradece, omite el discurso farragoso del funcionario-político que cuida las formas por aspiraciones ocultas, habla claro e informa lo que la ley le permite y lo que no, pues no.
Como lo deslizó con habilidad y precisión Bardales Ramírez, el mecanismo de la “Estafa Siniestra” apunta que su planeación y ejecución no se realizó en Hidalgo, sino que se utilizó para aviesos fines electorales fuera de nuestras fronteras, con claros destinos partidistas, así lo ha señalado a lo largo de su función pública.
La “academia de canto”, metáfora acuñada por el funcionario, es un reducto de salvación para chivos expiatorios.
Todo está en la voluntad judicial y ministerial de comprender que quien no ha cantado, no es por falta de talento artístico, es por miedo a alguna mala nota en el solfeo criminal.
Los resultados son exiguos hasta ahora, y no por falta de ganas.
Sino por exceso de acuerdos.
**Las expresiones contenidas en estas líneas, son responsabilidad exclusiva del autor, por lo tanto, no necesariamente representan la postura editorial de CentralMX.
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