Por La Banda Machos cantó en el IEEH
Cantaron al alimón, con una coordinación de voces que envidiaría el quinteto de ilustre memoria de Los Hermanos Castro, para defender sus mancillados derechos.
“No estamos en contra del avance de las mujeres”, fue el común denominador de los dirigentes de los partidos políticos Movimiento Ciudadano, PRD y PT.
También la extraña coincidencia de ser hombres, los tres.
Pablo Gómez López, de Movimiento Ciudadano, solicitó eliminar la acción afirmativa de municipios exclusivos para mujeres, porque son, hágame el favor, una imposición.
Francisco Javier León Castillo, representante del Partido del Trabajo (PT), lamentó que no se les escuche en las reuniones de trabajo.
Sí, ¡lamentó que no se les escuche!
Javier López Torres, representante del PRD, argumentó que la participación de las mujeres se debe dar “de manera natural”, consensuada, pues “no se puede forzar la democracia”.
Este despliegue de cinismo de los tres representantes partidistas, se dio en el marco del acuerdo en el que el Instituto Electoral del estado aprobó las Reglas Inclusivas de Postulación de Candidaturas a Diputaciones Locales, así como ayuntamientos para el proceso electoral local 2023-2024.
Ese acuerdo incluye la postulación exclusiva de mujeres por parte de los partidos políticos en 27 municipios.
En 27 de los 84 municipios, apenas una tercera parte.
El argumento de los tres es que “no están en contra de los avances de las mujeres”, si, siempre y cuando no obstaculice el propio, el de ellos que son hombres y no son escuchados en este injusto mundo.
El peregrino pataleo de los representantes obedece a que no tienen suficientes “cuadros” femeninos, y no los tienen precisamente por la ancestral relegación que de las mujeres se hace en los partidos políticos y en los órganos de gobierno.
El poder político que detentan los hombres en los partidos no cederá ante los acuerdos, ni ante la voluntad, mucho menos ante el “consenso natural” que alegan.
Las acciones afirmativas son, precisamente, para eliminar esta clase de resistencias de hombres que, en su voracidad interminable, no pretenden soltar el control ni lo harán de forma voluntaria o “natural”.
La coincidencia en la intención de eliminar esa acción en favor de las mujeres retrata de cuerpo entero la personalidad y desnuda la desesperación de lo dirigentes por conservar el poder.
Ante las cámaras, el discurso demagogo de compartir la voluntad del avance político de las mujeres.
Siempre y cuando no tengan que ceder un poco de control.
Como en la “legislatura de la inclusión”, una patraña que maquilla a los hombres que no sueltan el poder, en los partidos políticos salió a relucir el machismo disfrazado de condescendencia.
