Suponiendo…sin conceder

Suponiendo…sin conceder

El GPI, como la Coca Cola

Por: Fernando Hidalgo Vergara

Los genios de la mercadotecnia, Bryan Dyson, de origen argentino, y el cubano Roberto Críspulo Goizueta crearon un sistema de ventas brutal, cuyo mecanismo consistía en engañar, literalmente, al consumidor.

Sus tretas de mercadeo se cimentaron en la adaptación de tácticas y estrategias de guerra para “despistar al enemigo”, bautizadas por uno de sus más grandes adversarios como “humo y espejos”.

Roger Enrico, un empresario y directivo de origen italiano, descubrió esa estratagema en la que desplegaban enormes recursos fatuos y mediáticos para vender…nada.

En esta analogía de la Guerra de las Colas, el presidente de Pepsi Cola, Roger Enrico, relata en sus memorias cómo los dos directivos mencionados, que tenían a su cargo nada más y nada menos que la venta del símbolo mercadológico más grande del mundo, la Coca Cola, vendían su producto incluso sin tenerlo, incluso si aún no existía.

Con esa filosofía, no importaba que Coca Cola no tuviera todavía millones de latas y botellas de su producto listos para la venta, lo importante era decirlo, era hacerle saber al consumidor que ya podía comprar su refrescante brebaje, aunque aún no lo encontrase en los anaqueles de las tiendas.

Finalmente, el producto llegaría y la necesidad sería satisfecha.

Traspolado al plano político, quien se reveló una vez más como una de esas mentes maestras de la venta de humo y espejos, fue el exgobernador y hoy embajador, Omar Fayad Meneses.

Escurrió un comunicado en el que vaticina las próximas candidaturas que encabezará junto con su grupo, el Plural Independiente, para el proceso electoral que ya se acerca.

Calculó, sin duda, el revuelo y expectación que causaría al saber que será él quien encabece la fórmula del Partido Verde al Senado de la República.

Que serán sus más cercanos colaboradores quienes abanderen aspiraciones tan importantes como diputaciones federales y hasta presidencias municipales.

Incluso construido en el lenguaje de la condicionante suposición, el “podría” “sería”, su comunicado generó lo que buscaba: ruido.

Con humo y espejos, es decir, con nada, generó la expectativa necesaria para mantener la posición de cabeza de una alianza que aún no se concreta.

Vaya, el único, pero, el único inconveniente es que el Partido Verde aterrizó las pretensiones a la calidad de “veremos”.

Pero el objetivo se cumplió, el humo y los espejos son infalibles para vender lo que, incluso, aún no existe.

Y hay expertos inigualables para esos menesteres.

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