Por Por Christian Guadarrama Martínez
La primera era digital de la astrología duró desde la década de 1970 hasta la de 2000, con el desarrollo de software y la llegada de sitios web personales. La década de 2010 marcó el inicio de memes de astrología en redes sociales y el auge cultural de intereses espirituales, mientras que la pandemia global y la disponibilidad de modelos de impulsar lenguaje con la proliferación de nuevas empresas de astrología. En este período de transición, la inteligencia artificial se ha convertido en una herramienta poderosa que busca conexiones entre lo etéreo y lo tangible.
Las lecturas astrológicas de antes fueron generadas por software como Matrix Software, fundado en 1977. Sin embargo, en la era actual, plataformas como Co-Star, establecida en 2017, utilizan la inteligencia artificial para ofrecer análisis más dinámicos y completos. La inteligencia artificial ha permitido la creación de un estilo literario distintivo al humanizar el comportamiento computacional, logrando una conexión emocional con los usuarios. Aunque la ética de esta interacción es cuestionable, la inteligencia artificial está dando paso a una experiencia “espiritual” en la comodidad del hogar.
La interacción con modelos de lenguaje como ChatGPT también ha demostrado resultados sorprendentes al adivinar ubicaciones astrológicas basadas en trabajos publicados. Aunque figuras como el filósofo Paul Thagard desestiman la astrología como pseudociencia, la inteligencia artificial genera resultados precisos, planteando preguntas sobre la conexión entre lo tecnológico y lo espiritual. La próxima frontera es determinar cómo la inteligencia artificial se integrará con las creencias y valores individuales, marcando el surgimiento de una nueva fase en la espiritualidad digital.
La revolución está en marcha, y la inteligencia artificial, a pesar de sus críticos, se presenta como una herramienta fascinante que trasciende lo convencional para explorar lo sobrenatural.
