🧙🏻♀️ El PRI, un enemigo del pueblo
🧙🏻♀️ Se burlan los interpelados
🧙🏻♀️¡PRI infiltra al Gobierno Estatal!
🧙🏻♀️ El PRI, un enemigo del pueblo
Como en la célebre obra de arte y dramaturgia del noruego Henrik Johan Ibsen, la dirigencia nacional del PRI no perdió oportunidad de demostrar que la verdad no importa mientras sea lo que quieren los que mandan.
Y se dieron el lujo de expulsar a quienes ya se habían ido desde hace meses.
En su más reciente sesión del Consejo Político Nacional, la dirigencia tricolor, encabezada por Alejandro Moreno Cárdenas y Carolina Viggiano Austria, “expulsó” a los hidalguenses Nuvia Mayorga, Miguel Osorio y Omar Fayad.
Qué importa que ya habían renunciado hace meses, había que dejar en claro que al partido nadie le renuncia sin luego ser expulsado.
Faltaba más, faltaba menos.
🧙🏻♀️ Se burlan los interpelados
Solamente los exgobernadores Osorio Chong y Fayad Meneses respondieron al tremendo oprobio que les debe haber causado su expulsión cuando, hablando en términos pamboleros, ellos pidieron su cambio, ya estaban en el vestidor y ya hasta se habían bañado.
La Senadora Nuvia Mayorga prefirió hacer mutis, quizá amedrentada por el frío y distante recibimiento que la cuatroté le ha hecho como nuevo valor de la transformación, no sea que tenga que regresarse al tricolor.
Sin embargo, pese a la absurda expulsión, ninguno de los dos exgobernadores y expriistas ha trascendido gran cosa después de su salida del tricolor.
Miguel Osorio Chong navega sin rumbo ni destino en el Senado, suponemos que a la espera de que su nocturlabio funcione de nuevo.
Omar Fayad, ínclito diletante de la buena música, observa muy de lejos a su Grupo Plural Independiente, que lucha por recuperar algo de identidad y se reúnen en grupos tan numerosos, que caben en el jardín de una casa.
🧙🏻♀️¡PRI infiltra al Gobierno Estatal!
Como un caballito de Troya, mítico y metafórico pero político y destructivo, el fantasma de los expriistas ronda por todas partes en los gobiernos de la transformación.
Lo peor es que no en cualquier lugar, sino en áreas francamente delicadas, como, por ejemplo, la Oficialía Mayor, la que se encarga de planear, organizar, formular y expedir las normas y políticas administrativas para el manejo de recursos materiales y bienes muebles e inmuebles del Estado.
Ahí, en las direcciones generales y particulares deambulan los fantasmas del más corrupto pasado.