La soberbia de Pontigo Loyola
Por: Fernando Hidalgo Vergara @FHidalgoVergara
El exrector de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo se arrogó la tragedia de la Garza decapitada.
En un sórdido mensaje, Adolfo Pontigo Loyola esputó su rencor hacia el movimiento estudiantil que sacudió los cimientos universitarios, banalizó su lucha al darle mayor valor a un símbolo de yeso que a la vida y salud del estudiantado, que es la esencia de esta y de cualquier otra casa de estudios.
Tirado al drama, el exrector puso en duda la legitimidad de los reclamos estudiantiles al acudir al recurso fácil y frugal de la descalificación.
Para Pontigo Loyola hubo “intereses perversos y gente ajena”, que, como “profesionales del caos” buscaron desprestigiar a la universidad.
Esa, la casa de estudios, cuyo “único pecado”, dijo, en el colmo del plañiderismo, es posicionarse como una de las de mayor reconocimiento en el país.
Acabáramos.
Acudió al litigio que, para nombrar un contralor interno que le confiriese mayor transparencia al oscuro manejo de recursos públicos dentro de la UAEH ocurrió durante su gestión como Rector para equiparar, nuevamente, la causa universitaria con el manejo político que durante décadas ha mantenido.
La universidad y su alumnado no son propiedad de quienes detentan el mando de la institución.
La garza, esa metafórica figura de estuco, no puede tener un mayor simbolismo que el alumnado que le da vida y esencia, sustancia y existencia, carácter e identidad a la máxima casa de estudios del estado de Hidalgo.
Para el oficialismo universitario, es muy difícil comprender eso.