El huachicol siniestro
Por: Fernando Hidalgo Vergara @FHidalgoVergara
Solo el Estado de México o Puebla podrían haber desbancado a Hidalgo como primer lugar en el robo de combustible, delitos en materia de hidrocarburos, o huachicoleo, como comúnmente se le conoce a la sustracción de combustible de los ductos de Pemex señuelo atraviesan por el territorio hidalguense.
Solo esos dos estados, porque son los únicos que medianamente se le acercaban a Hidalgo en cuanto al número de casos registrados por el Sistema Nacional de Seguridad Pública.
El gobernador Julio Menchaca informó ayer que Hidalgo dejó de ser primer lugar en este delito, sin embargo no confirmó qué estado desbancó, por llamarlo de algún modo, del deshonroso, como lo llamó el mandatario, primer lugar nacional.
Posición que nuestro estado ocupó durante prácticamente un lustro en solitario, debido, en gran medida, a la gran cantidad de ductos que cruzan por el territorio y al poderío bélico y económico de la mafia que ha hecho de este delito un pingüe negocio con ganancias millonarias equiparables a las que genera el narcotráfico.
No es menor el logro de las autoridades de seguridad pública; el combate ha sido cruento y constante: recuperación de casi tres millones de litros de combustible en lo que va de la administración de Menchaca Salazar.
Aseguramiento de túneles, desactivación de tomas clandestinas, detención de líderes criminales, un camino que fraguó el, aparentemente, pequeño pero gran paso en que consiste el haber dejado ese primer lugar.
Hidalgo es un estado seguro, así lo ha sido durante la última década en que se registran las mediciones, nacionales e internacionales, sin embargo las condiciones y circunstancias del huachicoleo son distintas y ello implica, sin duda, un mayor esfuerzo en combatirle desde la esfera gubernamental.
PALABRA ES ACCIÓN
El mismo día que el gobernador informa que Hidalgo dejó de ser primer lugar en ese delito, se vinculó a proceso al ex Oficial Mayor del gobierno anterior.
Es, desde luego, una coincidencia pues ambos casos no están relacionados, aparentemente, sin embargo son dos hechos de justicia que indican un mejor destino para la seguridad y la justicia en Hidalgo.
Para alcanzar ambos objetivos, sin duda, el mecanismo es similar: atacar a los altos mandos, a los que sostienen la operación del delito.
Sí se entiende. ¿Verdad?