Por La caradura de los aún priistas
Por: Fernando Hidalgo Vergara @FHidalgoVergara
El desplegado que firmaron varios notables priistas entrados en jubilación despeja la polvareda que levantó la renuncia multitudinaria del grupo político del exgobernador Omar Fayad Meneses.
Ejemplos de compromiso y eficacia política, resaltan entre ellos Alberto Jonguitud Falcón, el primer candidato a la presidencia municipal de Pachuca en perder con un opositor.
Un caso dramático: el de Ramón Vicente Diez, cuya efectividad en las campañas políticas en las que ha participado es de cero. Cero. Contundente y redondo.
Eleazar García, Manuel Sánchez Olvera, en cuyos casos el acompañamiento al reclamo por la renuncia masiva es tan anecdótico e intrascendente como su paso por el priismo.
El más destacado es Benjamín Rico Moreno, quien apenas hace un par de años publicaba felicitaciones a Fayad Meneses con febril emoción, “hoy y siempre reconozco la pasión con la que trabajas por las familias de Hidalgo”, escribió en sus redes sociales.
Como secretario de Medio Ambiente en el gobierno de Omar Fayad, Rico Moreno se mostraba particularmente adherido a las causas del entonces gobernador.
Pero todo cambia y las lealtades y gratitudes también, en quienes tienen esa estofa moral.
Ayer, el alcalde suplente de Pachuca -quien en un alarde de creatividad le festejó su cumpleaños a un bache, con tal de fastidiar a su alcalde titular- pidió que los diputados que renunciaron al PRI también deberían de dejar el puesto público por el que cobran.
Obviemos el desconocimiento legal del ingeniero Rico, el cual fue solventado por el propio expresidente del PRI, Julio Valera, quien le ilustró que los cargos son irrenunciables y, además, que “él tiene que revisar el cómo ha atendido a la militancia”, atizó.
Rico Moreno, cuyo obsesivo anhelo por ser presidente municipal de Pachuca le ha dado más sinsabores electorales que triunfos a su partido,
tuvo el tino de declarar públicamente el pasado 20 de marzo que “no es tiempo de estar pensando(sic) en candidaturas en el PRI, pues si no se tiene un partido fuerte, aunque se tengan candidatos sólidos no se tendrá ninguna posibilidad de ganar las siguientes elecciones”.
Proverbial.
Las circunstancias en que se ve inmerso Rico Moreno y el resto de priistas, cuyo ánimo reprochador salió a flote, son las que han hundido a su partido en el ignominioso basurero en que la población se encargó de depositarlos.
