Morena y Va por México, la delgada línea entre el temor y la arrogancia
Por: Fernando Hidalgo Vergara
Como una de las prácticas priistas más arraigadas en Morena, ayer en el destape de precandidatos de Morena se aprobó que un máximo de 6 aspirantes participarán desde el próximo 19 de junio y hasta el 27 de agosto.
Deberán renunciar antes de esa fecha, para que el seis de septiembre se dé a conocer el resultado y elijan candidatura.
De acuerdo con Mario Delgado, presidente nacional de Morena, la candidatura del partido en el poder será competida por Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum, Adán López y Ricardo Monreal.
Además, en una desdeñosa apertura democrática más cercana a la consolación que a la sana competencia, quedó la velada posibilidad de que se cuelen Gerardo Fernández Noroña y, en una mala broma, Manuel Velasco Coello.
Durante la sesión, la dirigencia morenista presentó un acuerdo como basamento reglamentario de la participación de los seis perfiles que buscarán la gracia del dedo presidencial.
En ese reglamento, se establece precisamente la prohibición de lo que han hecho consuetudinariamente todas las fórmulas involucradas con “las corcholatas”, como el que el Presidente, su gabinete, gobernadores y alcaldes no podrán pronunciarse públicamente por alguna candidatura, es decir, se acabaron las “cargadas”.
Habrá que ver si este reglamento morenista tiene más peso e influencia en los correligionarios que la misma Constitución, la cual ha sido vejada por todos y cada uno de los señalados en el texto partidista.
También se asienta un hecho insólito, al menos en la formalidad estatutaria de un partido político que buscará el poder presidencial: la prohibición expresa de dar información a los medios de comunicación que, arbitrariamente, consideren como “reaccionarios, conservadores, adversarios de la Cuarta Transformación y partidarios del viejo régimen”.
No existe método alguno para determinar qué es eso, al menos públicamente conocido, acaso el hecho de que aquellos medios y periodistas que divulguen las ilegalidades cometidas por la y los involucrados en la competición presidencial, serán considerados “enemigos de la transformación”.
Verbigracia: Latinus reveló que Claudia Sheinbaum mintió respecto de la gratuidad de algunos de los varios conciertos musicales que ha llevado al Zócalo capitalino, como parte de su campaña anticipada, pues ahora se sabe que sí hubo un pago millonario a costa del erario.
O la revelación, de Reforma, de la interminable serie de irregularidades en la llamada “línea dorada” del Metro de la capital del país, que involucran directamente a Marcelo Ebrard en su época de Jefe de Gobierno de la Ciudad de México.
Estos dos medios, por citar a los que la senadora Citlali Hernández señaló ya abiertamente en un “informe” que transmitió a través de sus redes sociales y que afectan directamente a quienes encabezan las encuestas hasta ahora conocidas.
Un mecanismo de exclusión informativa que no deja lugar a dudas que, para la cuarta transformación, la relevancia de la información no estriba en si es veraz o no, sino en qué tanto afecta a sus intereses.
Eso, por supuesto, es una muestra de temor y desconfianza.
El resto del ocurso morenista es un compendio de lugares comunes de la demagogia propia del partido en el poder, con la apostilla extraordinaria de que “estarán a cargo del proceso el Consejo Nacional y las comisiones de Elecciones y Encuestas de MORENA, esta última auxiliada por empresas demoscópicas contratadas para el levantamiento de encuestas”.
¿Qué podría salir mal?
PALABRA ES ACCIÓN
La oposición no se quedó atrás y en voz -¿quién más podría ser?- de Alejandro Moreno Cárdenas, presidente nacional del PRI, informaron que el próximo 26 de junio se dará a conocer el método para definir la candidatura.
Si, el método para definir la candidatura, no a la candidata o al candidato. 15 días más, al fin que el partido oficial no les lleva mucha ventaja.
Eso sí, Moreno Cárdenas adelantó que se trabaja en un “proceso participativo, equitativo, democrático e incluyente”, para construir una propuesta robusta rumbo al 2024”.
Abrumadora la contundencia.