Por El PAN, el gran perdedor.
Por: Fernando Hidalgo Vergara @FHidalgoVergara
El Partido Acción Nacional, en voz de su presidente nacional, Marko Cortés, destacó los resultados en Estado de México.
Si, así. Dijo que remontaron los 25 puntos que Delfina Gómez les llevaba de ventaja, logrando perder por poco margen en una elección cerrada.
El porcentaje de votos de Acción Nacional fue de 11.2 % en el Estado de México y 6.8% en Coahuila, una miseria.
El PAN no fue relevante en las elecciones de Coahuila y Estado de México, pudo no haber participado y el resultado en ambas entidades hubiese sido el mismo.
En el Estado de México apenas aportó unos pocos votos más ¡que el Partido Verde!
El orgulloso partido albiazul al nivel de una histórica rémora acomodaticia.
En Coahuila, el PRI no lo necesitó para ganar.
En las actuales circunstancias, si el PRI no te necesita para ganar, es que no sirves para nada.
El PAN es el gran perdedor porque demostró que no tiene cuadros ni siquiera para una elección local medianamente competitiva; ni los tendrá , por supuesto, para competir para la elección presidencial de 2024.
El PAN demostró que no es definitorio en la alianza y será, según el acuerdo actual, el partido que decida y abandere la candidatura de la oposición.
Las circunstancias que envolvieron la elección en Coahuila indican que el PRI postuló un buen candidato arropado por la grey tricolor en la entidad y beneficiado por una división irreparable en el ofícialismo, eso que llaman bloque de izquierda.
En el Estado de México, sin embargo, es donde se ve la tragedia panista: con un abstencionismo del 50 por ciento, el PRI dio batalla prácticamente solo y si perdió fue por el terrible gobierno del cachorro de Atlacomulco, Alfredo del Mazo y por el lastre que significa el líder nacional priista Alejandro Moreno.
Si la oposición quiere dar pelea en 2024, tendrá que entender que Marko Cortés y Alejandro Moreno deben hacerse a un lado y consolidar, ya, ahorita, un proyecto de candidatura en la que los cada vez menos panistas que hay en el país tendrán que sumir su papel de comparsas, de segunda voz.
Los dirigentes opositores no están a la altura del reto que implica el 2024, lo saben, es cosa de que lo acepten.
