La ley tres de tres confronta ¡a mujeres diputadas!
Por: Fernando Hidalgo Vergara
Por increíble que parezca, la “paternidad” (con perdón de las verdaderas promotoras de la reforma y de los lugares comunes y sobre todo corrientes) de la promoción de la reforma constitucional llamada Ley tres de tres puso a pelear a tres mujeres.
Como ya se había mencionado en este espacio, la reforma constitucional llamada “ley 3 de 3 contra la violencia” estipula que ninguna persona -hombres, en el 99 por ciento de los casos- agresora sexual, deudora de pensión alimenticia, o que haya incurrido en violencia familiar, podrá tener un empleo o cargo de elección popular en ninguno de los tres órdenes de gobierno, ya sea municipal, estatal o federal.
Desde el siete de agosto del año 2020, diputadas de Morena, PRD, MC, PRI y activistas impulsaron la iniciativa “3 de 3 contra la violencia”, a fin de que quienes tengan antecedentes, denuncias y/o sentencias, como deudores de pensión alimenticia, acosadores o agresores por razones de género en el ámbito familiar no puedan aspirar a ninguna función pública, cargo de elección popular o responsabilidad en el ámbito Legislativo, Ejecutivo o Judicial.
Luego de un camino tortuoso, sembrado de abrojos por parte de quienes, aludidos, asustados o enfadados por el atrevimiento, apenas el pasado 28 de abril, con 63 votos a favor y dos abstenciones, el Senado aprobó el dictamen que reforma y adiciona los artículos 38 y 102 de la Constitución Política, sobre suspensión de derechos para ocupar cargo, empleo o comisión del servicio público.
El proceso continúa con la aprobación de las legislaturas estatales, para la completa entrada en vigor de la reforma en el territorio nacional.
Se requiere la mitad más uno de los estados, es decir, 17, cuyas aprobaciones se compelieron hoy.
En este último proceso, las diputadas hidalguenses Carolina Viggiano, Lisset Marcelino y Carmen Lozano chocaron, en frontales reclamos por la falta de aprobación de la reforma en el Congreso de Hidalgo.
Viggiano Austria, diputada federal, quien por alguna razón siente un extraño placer por la confrontación, con todos y contra todos, arremetió en primera instancia contra la legislatura hidalguense.
Señaló, en sus redes sociales, que la reforma ya debería haberse enlistado para ser discutida y aprobada por las y los legisladores que estén comprometidos a combatir la violencia contra las mujeres.
Puya discreta, pero puya al fin y al cabo, la cual remató el día de ayer, al fustigar que el congreso local perdió la oportunidad de ser uno de los 17 estados que hicieron ley la reforma constitucional.
Aún así, dijo, es muy importante que en congruencia voten a favor. “Ya fueron suficientes días de análisis, toca hacerle justicia a las mujeres hidalguenses”, remató.
La respuesta no se hizo esperar, la diputada Carmen Lozano acusó la falta de autoridad moral de Viggiano Austria para señalar a un congreso que, dijo, está trabajando en favor de las mujeres y de la niñez.
Por su parte, la diputada Lisset Marcelino reviró de forma muy dura, quizá desproporcionada.
Trató de irresponsable, de “supuesta líder”, de interferir en la vida interna del congreso local a Viggiano Austria.
Reprobó, Lisset Marcelino Tovar, que Viggiano Austria quiera “caravanear” con sombrero ajeno una causa en favor de las mujeres.
Remató con impiadoso dato: cualquier diputado (sic) del congreso de Hidalgo tiene más iniciativas presentadas y aprobadas que Viggiano Austria.
Y tiene razón.
Sin embargo, el lamentable quid del debate entre las diputadas es que, una ley que fue concebida para beneficio de las mujeres ante el sistema patriarcal que las somete a desventajas absolutas, provocó un conflicto entre tres mujeres legisladoras que buscan afanosamente arrebatarse el reflector político, la medalla al mérito en una causa que debería tener consenso universal.