Opinión. Suponiendo… sin conceder

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Los conflictos bizantinos del Secretario de Gobierno, Guillermo Olivares Reyna 


Por: Fernando Hidalgo Vergara

El servidor público que inició con un trabajo pleno de sensatez y de quirúrgico hilado, en las recientes dos semanas se ha convertido en un generador de innecesarios conflictos. 

El secretario de gobierno, Guillermo Olivares Reyna, comenzó el sexenio del gobernador Julio Menchaca como el brazo experimentado, juicioso y discreto del mandatario hidalguense.

Metió en cintura a la secretaria de desarrollo social, hoy “Bienestar”, Simey Olvera, al calmar sus tribulaciones y disparates cometidos como consecuencia de su  tozuda necesidad de reflectores.

Serenó también a todos los miembros del gabinete que padecen lo que se conoce comúnmente como “Síndrome de los Tecolines”, es decir, ansiedad, angustia y desesperación, ya sea por los mismos apetitos de publicidad o por los naturales nervios del inicio de tan altas responsabilidades. 

En lo general, Olivares Reyna resolvió los conflictos que se le presentaron para beneplácito del gobernador, quien para eso lo eligió. 

Sin embargo, el encargado de lo que pomposamente se denomina como “política interna” lleva, en fila, tres desencuentros que podrían generar desazón en la incipiente administración estatal. 

Primero, el que sostuvo con la activista feminista Adriana Jiménez Patlán, una mujer que demostró su congruencia y convicción hacia el movimiento que ha defendido por años y quien no se prestó a la mendaz designación en el Instituto Hidalguense de la Mujeres.

Jiménez Patlán señaló las formas poco ortodoxas y nada sensibles del secretario de gobierno, en una epístola muy dura, dirigida al gobernador. 

En ella expresa su decepción y descontento con el funcionario, además de hacerlo en sus espacios públicos y redes sociales.

La segunda discordia de Olivares Reyna ocurrió esta semana, con la diputada Citlali Jaramillo Ramírez, quien acusó la indolencia y desatención del “número dos”, para con el Poder Legislativo, pues no tuvo la cortesía siquiera de responder la misiva que del Congreso salió hacia sus oficinas para pedirle una simple, pero importante opinión técnica, para determinar el proceder de una ley, del trabajo que realizan los diputados, pues. 

El último reclamo contra Olivares Reyna, surgió también del Congreso local, nada más y nada menos que del diputado más ignoto de la actual legislatura. 

Francisco Berganza Escorza, quien tiene más éxitos musicales que iniciativas presentadas , hizo acopio de energía y subió a tribuna para exhortar al secretario de Gobierno a conducirse con respeto hacia quienes integran la actual legislatura.

“No somos sus empleados señor secretario, pónganse en claro, el respeto se gana, quieren respeto lo van a tener, pero denlo, sean congruentes con el trato a esta soberanía”, señaló el diputado, con extraña incordia hacia Olivares Reyna. 

Los problemas o inconveniencias que guarda el secretario con las tres personas que impugnan su proceder, sólo él y ellas lo saben, sin embargo, la naturaleza tan delicada de las funciones del segundo funcionario en importancia del gobierno no debe permitirle el lujo de no resolverlos y, por supuesto, no solo no acrecentarlos sino evitar por completo abrir más frentes de reyertas. 

Palabra es acción 

Regresamos el lunes 10, no por las muy choteadas excusas de otros lares, sino porque en días santos nadie pela a los medios de comunicación.

Dios les guarde.

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